La globalización como discurso
En los últimos años está de moda hablar de globalización, término utilizado incansablemente por los estudiosos, políticos y medios de comunicación. “La cosa de la globalización", título apropiado de un artículo publicado en Cornell Hotel & Restaurant Administration Quarterly, se ha hecho sitio en la imaginería pública de la “realidad”. La globalización, entendida como “la intensificación de las relaciones sociales de ámbito mundial que vinculan localidades distantes de modo que los acontecimientos locales son configurados por otros ocurridos a muchas millas de distancia” (Giddens, 1990: 64), describe y explica así interdependencias e interrelaciones globales (Campanella, 1990: 4). Personas que habitan en localidades diferentes advierten que las condiciones sociales y económicas que les afectan tienen algo que ver con acontecimientos que tienen lugar en otras partes. En esta nueva era de consciencia global, se utiliza la causalidad externa como motivo o excusa de los problemas sociales y económicos y como justificación de medidas impopulares de austeridad y de cambios estructurales introducidos por diversos gobiernos. El desempleo, la inflación y la recesión se atribuyen a las condiciones económicas globales, y los altos tipos de interés, los recortes de la asistencia social, los despidos y las restricciones democráticas se presentan como medidas necesarias para afrontar los retos globales.